La fórmula parece infalible. En la cuadra emerge una pequeña nueva escuela en aquello que durante años fue una casa. Un poco después en el mismo predio surge imponente un gran colegio con auditorio y piscina. Parece buen negocio.
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Pudo serlo, pero platicar con Alfredo Alfaro, me hace pensar que el momento para invertir en eso ya pasó. Ahora, atención que viene otra ola para subirse. Detalles, adelante. Antes, contexto.
Alfaro es experto en inversiones. Dirigió Advent International, una administradora de fortunas de millonarios que en su momento hizo crecer marcas que muchos recordamos: Milano, Gayosso…
Hoy es jefe en Northgate Capital, que en términos generales tiene prácticas similares a las de Advent. Northgate en México es más conocido por sus empresas: Linio, de comercio electrónico, o el centro de juegos para niños Recórcholis, por ejemplo. Alfaro se dedica a comprar empresas, hacerlas eficientes y luego venderlas, ganando dinero para sus inversionistas en todo el proceso.
Él estuvo la semana pasada en un encuentro realizado por la Amexcap, dirigida por la imparable María Ariza. El evento se llamó “12 Summit de Capital Privado en México”.
Es el gremio que aglutina a los prósperos dueños o controladores de más de 20 mil millones de dólares invertidos en centros comerciales, parques industriales y “start ups” de emprendedores en México y a ellos les queda otro tanto por invertir en el país.
Cuentahabientes de Afores que lean este texto sepan que indirectamente participan en este club.
Son los responsables de poner el dinero para que el Paseo de la Reforma empiece a mutar en lienzo de rascacielos.
Arturo Saval, de Nexxus, o Joaquín Ávila, de EMX, están entre los notables administradores en el sector. Busquen a Ricardo Elizondo, de Ideas y Capital, si su ambiente es el de emprendedores que buscan dinero para desarrollar una idea.
¿Una idea como cuál? Volvemos a Alfaro: una idea que proponga un negocio en materia de educación. Una escuela primaria ya no. Es cuestión de echarle un ojo a la pirámide poblacional, dice.
Veamos. De 1970 a 1990, el número de niños menores de 4 años en México aumentó 25 por ciento. Durante los siguientes 20 años el número de minihabitantes en esa edad se estancó en poco más de 10 millones, según el INEGI. Podemos esperar que a partir de 2020, decrezca.
“El sector tradicional ya está maduro”, me dijo Alfaro.
Pero hay una nueva oportunidad: “En educación online, en sistemas masivos muy orientados a la educación técnica y a oficios. En educación de alto nivel de competencia”.
Es consenso. Él, pero también, Saval, Ávila y la misma Ariza reconocen que ahí hay un bombón. Pero falta detalle. ¿En qué tipo de educación online?
Sirva un ejemplo: Open English, el sistema de aprendizaje de inglés encabezado por el venezolano Andrés Moreno, quien apareció durante años en nuestras pantallas de tele promoviendo esos servicios que crearon una empresa que presume de valer hoy 350 millones de dólares.
Su éxito derivó en otro proyecto llamado Next University, que vende cursos de marketing digital o de comercio electrónico, por ejemplo. En esta empresa invirtió la bostoniana Flybridge, pero también Ideas y Capital, de Elizondo.
¿Y oficios? Ya publiqué aquí que cada día llegan mil motos más a las calles mexicanas http://bit.ly/2mVbgxC. ¿Quién reparará esas motos?
Busqué cursos de mecánica de motos en internet. Google me ofreció dos: sírvanse opinar en torno a la accesibilidad que ofrece el “Instituto Maurer”. Aparte, unos españoles agrupados en una escuela llamada EPS, tardaron semanas en responderme vía correo electrónico.
Sí hay oportunidades en educación, pero en el encuentro de la Amexcap, los congregados señalaron que también revisan oportunidades en el sector del cuidado de la salud, en logística y en entretenimiento que miren nomás, resulta resistente aún en las crisis. “Cuando la gente no tiene dinero para salir de vacaciones, va al cine”, me dijo una vez Alejandro Ramírez, de Cinépolis, en Davos.
Éste es el reto: hay más dinero que proyectos y buenos “managers” opinaron ahí, en el encuentro de la Amexcap.
Fuente: El Financiero/Twitter:@ruiztorre