Aumento al salario mínimo, en puerta

Si efectivamente se cumple con la promesa de que durante el primer cuatrimestre de este año se elevaría el salario mínimo a 98.15 pesos diarios, entonces tiene que ser este fin de semana que se decida el aumento.

La fecha para un anuncio espectacular y políticamente útil de un eventual incremento al mínimo está en puerta. ¡Qué mejor que un 1 de mayo, Día del Trabajo, para dar cuenta de esta buena noticia para no pocos trabajadores que ganan el minisalario!

Son mayoría abrumadora los que desearían ver un incremento salarial, pero también hay quien pide tener cuidado con estos aumentos.

Entre los defensores del aumento al mínimo, más allá de los que usaron el tema con fines electorales desde el gobierno de la Ciudad de México, está un dirigente empresarial. Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana.

Claro que ahí también hay una carga política importante, porque está claro que hay en este país una disputa por sobresalir como representante del sector empresarial.

Y este terreno del aumento al salario mínimo es uno muy bueno para ganar adeptos. Porque entre los que pueden oponerse a un incremento salarial están los empresarios, no por mezquindad sino por cuestiones de productividad. Hay que pensar que un empresario promedio en este país es uno con un micronegocio que apenas saca las cuentas.

Sin embargo, subir el salario mínimo de 88.36 pesos actuales a los 98.15 pesos propuestos, o cantidad similar, es un asunto de justicia. Ésta es una cantidad que se acerca más a cubrir las necesidades mínimas indispensables de una canasta básica.

Otro opositor natural, que tampoco tiene motivaciones tacañas, es el Banco de México. Su papel es cuidar el poder de compra de la moneda y la experiencia de este país cuando se ponen a competir salarios contra precios es la inevitable derrota de los trabajadores.

Los aumentos previos al salario mínimo sí habrían tenido alguna incidencia en precios sin que llegaran a ser determinantes en la trayectoria de la medición general de la inflación.

Pero este año hay algunas presiones adicionales que no siempre son tan transparentes.

Año electoral es año de liquidez. En otros procesos ha habido un incremento en el monto del circulante monetario que se va directo al consumo. Un aumento en las percepciones salariales se va también directo al consumo. Y es esa presión la que puede desbalancear la evolución inflacionaria.

Hay un total respaldo del sector obrero, faltaba más, hay una enorme rentabilidad política en puerta para el gobierno federal y hay una presión específica para el sector empresarial para aceptar este aumento, que además estaba programado para darse desde noviembre pasado.

El aumento al salario mínimo hasta algo cercano a los 100 pesos debe ser noticia de la próxima semana, con todo y su respectiva e inevitable contaminación electoral. Pero eso será lo de menos si efectivamente se toma esta decisión tan necesaria como justa para varios cientos de miles de trabajadores en este país.

Fuente: ecampos@eleconomista.com.mx

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