La revista hizo un comparativo del aspirante presidencial con el exmandatario; recordó que el michoacano nunca se aferró al poder
Las políticas populistas que ofrece el aspirante a la presidencia Andrés Manuel López Obrador lo alejan del legado del expresidente Lázaro Cárdenas, a quien el propio tbasqueño considera un político inspirador, aseveró The Economist.
En su artículo titulado “El candidato presidencial de México no entiende su modelo a seguir” la revista inglesa indicó que el político de Morena desdeña a quien, ha asegurado, es uno de los mexicanos que lo han inspirado.
El editorial señala que Cárdenas, el michoacano recordado como un “constructor de instituciones”, no se aferró al poder, y en lugar de elegir a un radical como su sucesor, se declinó por un moderado.
“Lázaro Cárdenas era un orgulloso constructor de instituciones, no un populista: el señor López Obrador no podría ser más diferente. Ha minado las instituciones democráticas de México”
The Economist
Asimismo, resaltó que la decisión de Lázaro Cárdenas sobre su sucesor preparó el escenario para décadas de estabilidad política y crecimiento económico de México, y afianzó el principio de no reelección en el país, enfatizó.
Recordó que después de su derrota en las elecciones presidenciales de 2006, se negó a reconocer la victoria del candidato del PAN, alegando –sin aportar pruebas– que el resultado fue fraudulento; acto seguido se separó de su partido (PRD) para fundar Morena.
La revista también calificó a López Obrador como un político con actitud de confrontación, alejado de los “gestos unificadores” que caracterizaron al “Tata” Cárdenas, y como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, se burló de los manifestantes que salieron a las calles a protestar contra el secuestro, a quienes llamó “pirrurris” (niños ricos).
‘Tata’ Lázaro buscó reducir la división social, no aumentarla, rara vez incitaba al odio
contra los rivales y perdonó a 10 mil personas que se habían levantado contra
el Estado”, mientras que el ex candidato presidencial, “por el contrario, es menos aficionado a los gestos unificadores”, expuso la publicación inglesa.
Fuente: La razón/The Economist