Hace falta una base de datos única en la CDMX para dimensionar el tamaño del problema y diseñar programas más eficaces, dice Bony Mendoza,directora del Sistema de Asistencia y Protección Integral a la Infancia, con sede en el Hospital Pediátrico de Iztapalapa
En la Ciudad de México la violencia sexual infantil se encuentra entre las 10 causas más frecuentes de solicitud de atención en los hospitales pediátricos, aseguró Bony Mendoza, encargada del programa Sistema de Asistencia y Protección Integral a la Infancia (Sapii) de atención a niños víctimas de violencia sexual.
Este programa tiene su sede en el Hospital Pediátrico de Iztapalapa, que es el único hospital pediátrico en esa delegación, la cual tiene más de 2 millones de habitantes, además de un alto grado de marginación y violencia.
“Se reciben pacientes de población abierta y de otros estados. Aunque tenemos muchos años atendiendo el problema de violencia de género, estaba enfocado a la atención en las mujeres, pero no había un programa específico para los niños. Desde 2007 iniciamos con un pequeño programa dedicado a los niños víctimas de violencia, en el que realizábamos algunas actividades, pero no era algo integral. Aunque avanzamos en términos de darle a la población información sobre la vulnerabilidad y los derechos de los niños y se atendía a los pequeños de manera aislada, nos dimos cuenta que era un problema mucho más complejo y que requería de acciones más específicas y multidisciplinarias”, explicó la doctora Mendoza
El Sapii lo integran cuatro instituciones del Gobierno de la Ciudad: la Secretaría de Salud, la Procuraduría General de Justicia, el DIF y Locatel. De las primeras tres Instituciones hay personal comisionado al hospital y con Locatel hay un convenio de colaboración. De esta manera los procesos llevan una secuencia lógica y siguen un protocolo muy puntual de procedimientos.
“Nuestra hipótesis es que la intervención en un centro focalizado —el Hospital Infantil de Iztapalapa— concentrará el personal necesario para operar el sistema. La idea es evitar la revictimización y darle seguimiento puntual a este delicado problema”.
Desde 2010 se institucionalizó el sistema con la firma de un convenio que firmaron el Jefe de Gobierno, el Procurador General de Justicia, la Presidenta del DIF y el Secretario de Salud. Informó el director del hospital, Ramón Carvallo Herrada, quien explicó que esto le dio el marco jurídico e institucional para operar, mismo que todavía funciona perfectamente. “Lo importante es la visualización de los derechos y las vulnerabilidades de los niños. Muchas veces, además de ser abusados física o sexualmente, los niños sufren violencia psicológica, desatención médica, no los vacunan, no los alimentan o no los llevan a la escuela, afectando así derechos universales a los que están comprometidos los gobiernos de todo el mundo”.
“Hoy día la violencia sexual infantil está entre las primeras diez causas por las que requieren servicios en este hospital pediátrico. El número de casos ya es muy importante, pues se trata de una delegación –Iztapalapa— que tiene altos índices de violencia en general. En este programa estamos desde luego para atender los casos de los niños que ya sufrieron un episodio, pero estamos haciendo énfasis en los aspectos preventivos y educativos para tratar de frenar esa situación, ya que va a llegar el momento en el que no nos van alcanzar los recursos para atender a tanta víctima” afirmó Bony Mendoza.
Es muy difícil tener un número de casos de violencia sexual infantil por varias razones, indicó. ” La primera es el sub registro, es decir, hay una cantidad de casos que jamás se reportan porque en las familias nunca lo dicen o porque deciden tratar de resolverlo en el entorno privado. Otro problema es a quién acuden; algunos casos los atiende el DIF, otros la Procuraduría General de Justicia y en cada institución médica se reciben casos que no siempre son reportados”.
Todo lo anterior lleva al problema de que no hay una base de datos epidemiológica única en la Ciudad para tener esa cifra y poder dimensionar adecuadamente el tamaño del problema, lo que provoca que sea difícil diseñar programas más eficaces y bien dirigidos para evitar y tratar la violencia sexual infantil.
“Existen en este universo de posibilidades algunas variables que dificultan aún más la atención: en algunos casos se trata de un solo ataque y puede ser atendido de forma inmediata, lo que permite una disminución en el impacto y el resguardo de la víctima para que ya no se repita. Hay casos en que el abuso sexual ocurre durante muchos años y es perpetrado por integrantes de la propia familia, lo que genera un conflicto severo en el entorno y para la víctima.”
De acuerdo a los datos obtenidos por este equipo, el lugar más inseguro en cuanto a la violencia sexual infantil es el propio hogar: estamos hablando de padres, hermanos, primos, tíos, abuelos, padrastros. En el caso de las adolescentes aumenta el número de casos de ataque sexual en las calles, escuelas y entornos sociales cercanos a la víctima.
“Además se tienen que hacer algunas puntualizaciones: una cosa es el abuso sexual en el que se habla de tocamientos, exhibicionismo y casos de abuso de poder y de no consentimiento de la víctima; y otra cosa es la violación, en la que se trata de la penetración del miembro viril o de algún objeto en alguno de los orificios naturales.
TERAPIA INTEGRAL PARA VÍCTIMAS
Melanie Alejandra Juárez Mesa es maestra en psicología clínica e integrante importante del equipo Sapii, y es la encargada de valorar los casos de probable abuso sexual o violencia familiar para detectar indicadores psicoemocionales.
“Una vez que valoro a los niños, niñas y adolescentes inicio un proceso de tratamiento para poder ayudarlos a superar esta situación y también doy acompañamiento a los padres, madres o tutores, en este caso con orientación respecto a la situación que está pasando el niño o la niña, y se hace un trabajo lo más completo posible, con sesiones individuales, hay sesiones familiares y en casos muy particulares si vive con la tía, la abuela, la mamá o el papá, se integra ese adulto al proceso terapéutico, para ir creando mayor fortaleza en las redes de apoyo que son básicas para su recuperación.
El objetivo es que ellos resignifiquen el evento que vivieron, que lo vean desde un punto de vista de aprendizaje, para cuidarse ellos, para establecer límites, para manejar emociones; y a los papás, mamás y tutores para que se den cuenta de la importancia que tiene el cuidar a sus hijos, de estar atentos y ver por su sano desarrollo.
“Por lo regular los adultos que traen a los niños no son los adultos agresores, hablando de abuso sexual; si fue el papá, por ejemplo, quien trae a la niño a la niña es quien tiene conocimiento del hecho, es la mamá; o si ha sido violentado por ambos padres, quien los trae por lo regular son los abuelos, tíos o familiares alternos de la familia extensa quienes los traen”.
Fuente. La Crónica/Rigoberto Aranda