En los últimos cuatro años, las acciones para combatir la pobreza en Oaxaca han costado más de 172 mil millones de pesos; sin embargo, la población que sufre carencias ha aumentado en el mismo periodo.
El último reporte de Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reveló que tan solo entre 2012 y 2014, aumentó en más de 200 mil el número de oaxaqueños que viven con pobreza.
El monto global invertido en atender rubros como vivienda, educación, salud, protección social y ambiental, cultura, entre otros; ascendió a 172 mil 151 millones 35 mil 700 pesos, según este reporte oficial.
Todos los años, el presupuesto a este eje aumentó en diferentes grados, por ejemplo, de 2013 a 2014, incrementó en 19 por ciento, lo que significó en número absolutos más de 5 mil 468 millones de pesos más a desarrollo social.
Al siguiente año, este incremento fue del 16 por ciento, y entre 2015 y 2016, de 1 por ciento.
No sirvió…
Pero este gasto multimillonario no ha significado mejoras en la calidad de vida de los oaxaqueños, por el contrario, el estudio elaborado por Coneval arrojó que la población de estado que vive en pobreza pasó del 61.9% registrados en 2012, a 66.8%, documentado dos años después.
Al menos 2 millones 662 mil 700 habitantes del estado de Oaxaca enfrentan alguno de los tipos de pobreza, lo que significó un incremento en 228 mil respecto a la medición del año 2012.
De este universo, un millón 130 mil oaxaqueños están en pobreza “extrema”.
Este organismo nacional señaló el año pasado, que a nivel federal, hay 107 programas sociales que son idénticos con uno o más programas.

Apoyos “pobres”
En la “evaluación de la política de desarrollo social 2016”, este Consejo evidenció que los apoyos económicos que reciben algunos sectores vulnerables de la población, como los adultos mayores, son insuficientes.
“Un adulto mayor que recibe ingresos provenientes únicamente del Programa de Adultos Mayores ($708.46) no podrá cubrir el costo de una canasta básica alimentaria y no alimentaria mensual individual ($2,684.65) urbana; ($1,734.56 rural)”, expuso.
Este estudio señaló que la discriminación hacia grupos como mujeres, indígenas, jóvenes y ancianos; impide que se reviertan las condiciones de pobreza, ya que genera brechas que limitan sus libertades y “acceso a un sistema de bienestar adecuado a sus necesidades, e impiden el ejercicio efectivo de sus derechos sociales”.
Por ejemplo, cita este informe de Coneval, la mitad de los indígenas nunca han cotizado a la seguridad social, lo que los obliga a depender solo de los programas sociales al final de su vida productiva, porque no contaron con una pensión o jubilación. El problema se agudiza, agregó, en el caso de indígenas que habitan en zonas rurales donde aproximadamente 92 por ciento nunca ha cotizado a la seguridad social.
Prohibido divertirse con esos sueldos
Yuri SosaLa ex directora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) de la UABJO, Josefina Aranda, señaló que a consecuencia de los bajos salarios, grandes sectores de la sociedad se privan de realizar actividades de diversión y esparcimiento, situación que a su vez genera un detrimento en la salud a nivel física y mental de las familias.
Aranda Bezaury puntualizó que es importante contar con tiempo y dinero para actividades de entretenimiento que ayudan a la cohesión familiar, pues de lo contrario socava el desarrollo de una vida social más compleja.
Apuntó que la condición es más crítica para las mujeres, quienes asumen dos o tres jornadas laborales debido a la suma del trabajo remunerado y a las obligaciones que asumen en el hogar, y pese a eso, sus salarios menores al que perciben los varones.
La doctora en sociología precisó que la precariedad en los sueldos combinada con los altos precios de los productos provocan infelicidad y frustración para quienes es imposible solventar los gastos para proveer a su familia de una mejor calidad de vida.
Fuente: NVI Noticias/Virgilio Sánchez